Hoy voy a salirme un poco de lo que más me apasiona comentar; como lo es la política en su esencia, y tocaré un tema, que por sus secuelas y connotación es muy álgido para la sociedad en general, pero sobre todo para la venezolana, que en sus suelos deambulan los infantes, en situación de abandono; el caso es que, son múltiples las historias de la infancia abandonada dentro y fuera de Venezuela, gracias al socialismo del siglo XXI, y su anacrónico sistema de gobierno comunista. La micro sociología nos habla de la situación intrínseca de cada familia venezolana, del drama y hábitat, que subyace en el sótano de cada familia descuartizada por la situación país, en atención a los vulnerables como son los infantes.
Sin duda que, detrás de todo este drama, hay razones, circunstancias y responsables que motivaron e incitaron a la consecución de esta dramática situación que viven un gran número de familias venezolanas y no es otra que la de un estado fallido; aun cuando me es incomodo involucrar el buen nombre de mi país en la membresía de estado Fallido, por mi sentido de pertenencia, arraigado a la venezolanidad; en lo adelante hablaré de Gobierno Fallido.
Cuando hablamos de un gobierno fallido, estamos hablando de un sistema de gobierno que es incapaz de asegurar la eficiencia del aparato del estado, en el cumplimiento de sus obligaciones para con la sociedad, o en resguardo de su soberanía y la población, vale decir protección implica, Productividad, empleo, servicios públicos, bienestar social, control sobre la delincuencia, ambiente de convivencia entre conciudadanos, y generar armonía social para el país.
Pero justamente estos valores sacrosantos de la democracia, es lo que los comunistas jamás pondrán en práctica para que los países, sigan su crecimiento sustentable en el tiempo, y las sociedades suplan a plenitud sus necesidades; muy por el contrario, realizan meticulosamente un plan a la inversa, para gobernar desde el caos y la anarquía, generando lo mundialmente conocido como el éxodo o diáspora, donde los ciudadanos de bien deben abandonar el país para poder alimentar a sus familias, por cuanto un gobierno fallido cerceno su modos vivendi; de allí en lo adelante se comienza a generar un sin número de acontecimiento, uno más que otro, es mas sufrido que el anterior, de allí las distintas historias que cual novela mejicana es mas sufrida para cada familia en su particularidad; pero mas allá hay una construcción social de la realidad, en los impulsos básicos del ser humano por sobrevivir esta tragedia, que mediante esfuerzos conscientes procura una salida a la crisis de la familia; sin percatarse que hay realidades que socavan su esfuerzo, dando al traste con la integridad de su familia.
Por ejemplo se han suscitado historias muy diversas, donde el padre se fue en el éxodo a un país latinoamericano, dejando 4 hijos, esposa o concubina, (Yulleysi) familia que mantiene la esperanza, que en los próximos días venideros, su progenitor les enviara una remesa para su sustento cotidiano; sin embargo transcurre el tiempo y el connacional en diáspora no aparece, o aparece y dice que a Venezuela no vuelve, ni de prefecto, de la parroquia o comarca donde habita su familia; allí continúan los acontecimientos en pleno desarrollo; una madre desesperada, con 5 bocas que alimentar incluyendo la suya, comienza a sopesar opciones, la primera, no ve mercado laboral favorable, acorde con su moral y buenas costumbres; observa que la prima de la comadre está en la misma situación que ella, pero con la salvedad, de que ella trae dinero a su casa para la manutención de sus pequeños; entonces resuelve hablar con la comadre, para que hable con su prima, para que le consiga la chamba; la prima le dice, dile a su amiga que no se preocupe que yo me voy el jueves por la noche a la frontera y regresamos el lunes, hacemos la plata, tranquila dile que hasta nos pagan en pesos; la madre de cuatro hijos, que le piden comida, vestimenta, calzado, y hasta una chupeta de cuando en ves, en desespero decide viajar a la frontera con la prima de la comadre, el transcurso del viaje en una camioneta encava, la prima le cuenta los pormenores del futuro trabajo, mientras ella frunce el seño en señal de cierta sorpresa, al oír que efectivamente se trata de vender su cuerpo para poder darle comida a sus hijos; se arma de coraza pensando en sus pequeños y entra a un submundo de antivalores y perversiones, pero ya la decisión está tomada, seré meretriz, en el transcurrir de esos cuatro días quedaron unos niños, con la comadre, porque la abuela está muy enferma y no los puede cuidar, la comadre por ayudar a su comadre se los cuida, pero los niños ya entraron en una faceta que los marcará para toda la vida sin padre que los abandono a su suerte y su madre que los abandona por un espacio de tiempo para poder lograr conseguirles comida; tiempo en el cual lo niños quedaron en estado de abandono y en realidad a la buena de nuestro dios.
Pero Yulleysi también tuvo la opción de sopesar viajar a la frontera, y mejor opto por hacer lo que hace la vecina de la cuadra de atrás, salir a mendigar por las calles empobrecidas de la ciudad, con sus cuatro vástagos cual escalera de trepar, calle arriba y abajo buscan en la buena fe de otros venezolanos tan empobrecidos como ella, el sustento de sus hijos, viendo como se pasan los días y su situación empeora, pero resulta que ya el mayor de sus hijos de apenas 9 años, comienza a ir más allá de la mendicidad apresurando el paso que lo lleva a la delincuencia infantil, a pasos acelerados producto del hambre que acobija su estomaguito; antes era delincuencia juvenil, ahora en Venezuela es delincuencia infantil, son innumerables los casos de infantes ya no en situación de riesgo o peligro, están ya en hecho consumado, generando las denominadas pandillas de niños delinquiendo, entre ellos ya hablan de, yo soy el Pran, no yo soy el Pran, NO, soy el Pran porque soy el más grande; así se está moviendo los denominados niños de la patria, caldo de cultivo, que luego serán el hombre nuevo revolucionario, con estos lenguajes impulsados desde el gobierno, empujan el futuro negro de nuestra nación, para seguir en gobierno de caos, pobreza, anarquía, y delincuencia; propios del Socialismo del siglo XXI del comandante obrero.
Ahora veamos el otro lado de la moneda Yulleysi, cansada de la situación, decide irse ella,
Porque Pedro dice que él sigue aquí, apostando a que esto cambie y acuerdan que se quedara con los niños mientras ella trabaja para enviarle la codiciada remesa de sustento a sus hijos, sin embargo pasa el tiempo y Yulleysi no da señales de vida, hasta que un día aparece por face, diciendo que a Venezuela no viene más, ni que la nombren reina del carnaval, que lo siente por sus hijos, que los vera cuando ya ellos puedan viajar a donde ella esta, y a Pedro búscale una sustituta a nuestros hijos y perdóname, yo ya tengo otro amor acá en el potosí, que me da lo usted nunca me dio; con la soga al cuello y el corazón a lo Alejandro Sanz, entre murmureos y sollozos se percata de la realidad que lo acompañara, por no se sabe, cuánto tiempo; pero en el transcurso de ese tiempo hace remembranza de su vida marital con Yulleysi y comienza la procesión del Cristo de la grita; generando un comportamiento irrito, de venganza, que al final del día son sus hijos quienes pagan esa soberbia, con maltratos físicos y verbales, porque Pedro ve en sus hijos a Yulleysi, de quien se venga con castigos severos, que entre rebeldía y hambre colocan a los infantes en una verdadera tragedia, de un estado psicológico difícilmente superable, hasta allí llegó la violencia, miseria y el hambre infantil, que aun cuando no lo vemos es un verdadero campo de guerra silente en el adentro de cada hogar disfuncional de la familia venezolana, producto de la política fallida de un gobierno comunista.
Pero estas realidades no se quedan allí, y van de escala en escala de acuerdo al número de niños o de su sexualidad, los cuales, sufren la trata de blancas, la pornografía infantil, violaciones, infanticidios, maltratos y en el mejor de los casos se convierten en delincuentes sobrevenidos del hambre infantil que padecen miles de niños venezolanos, que son arropados por la miseria social provenida por las manos criminosas de un Gobierno fallido en manos del comandante obrero.
José “Chino” Viloria